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Un mes con Montalbano

Montalbano contra Montalbán ENRIC JULIANA, Roma, LA VANGUARDIA, 31 / 7 / 1998.
Andrea Camilleri, de 73 años, y el creador de Carvalho copan las listas de ventas en Italia. A Pepe Carvalho le ha salido un duro competidor en Italia: el comisario Salvo Montalbano, cuyas aventuras en la isla de Sicilia son el gran éxito literario de la temporada. Triunfa Montalbano, criatura de un sorprendente escritor septuagenario, Andrea Camilleri, hasta hace poco prácticamente desconocido por el gran público, pero el éxito también vuelve a sonreír a Manuel Vázquez Montalbán, autor de culto en Italia, recién aterrizado en la oferta de verano con la traducción de "El premio", la historia en la que el detective Pepe Carvalho debe descubrir quién asesinó al mecenas de un gran premio literario.
    Montalbano contra Montalbán, por tanto. La última clasificación de libros más vendidos del diario "La Repubblica" no admite dudas: "El premio" ya está en cabeza del pelotón de la narrativa extranjera, mientras que Andrea Camilleri ocupa los cinco primeros puestos, --han leído bien, los cinco primeros puestos-- de la narrativa italiana, con "Un mes con Montalbano", "La concesión del teléfono" (novela histórica), "La voz del violín", "El cervecero de Preston" y "El perro de terracota".
    La clasificación del "Corriere della Sera" presenta algunas matizaciones, pero confirma que el gran duelo del verano en las playas italianas será entre el comisario siciliano y el gallego que fue agente secreto.
    ¿Pero quién es Andrea Camilleri? El escritor que todos los editores italianos quisieran tener en nómina es un pacífico abuelo de 73 años, hijo de la Sicilia profunda (Porto Empedocle, 1925), pero romano de adopción. Maestro de arte dramático, escenógrafo y director teatral, alcanzó cierto relieve por su labor como realizador de dramáticos en la RAI. Aún se da con un canto en los dientes cuando recuerda que su adaptación de la obra "Final de partida", de Samuel Beckett, fue seguida por 400.000 telespectadores.
    Camilleri, cuya gran pasión es la novela histórica, escribe desde hace años para una modesta editorial (Sellerio) poco dada a las grandes promociones comerciales. Hace poco más de un año, sus novelas no pasaban de los cinco mil ejemplares. Hasta que empezó a sonar el tam-tam.
    Fue un movimiento sordo, de esos éxitos que se van fraguando en silencio, gracias al breve comentario entre amigos y conocidos. Como un reloj de arena. Cien, doscientos lectores más cada semana, hasta que el "te recomiendo a Camilleri" hizo temblar las listas de ventas, desafiando abiertamente el gran éxito que el año pasado obtuvo Susana Tamaro con "Ve donde el corazón te lleve".
    Si la introspectiva Tamaro es la reivindicación de la espiritualidad en tiempos de turbación, Camilleri aporta el entretenimiento de calidad. "Es un buen artesano de la escritura", dicen loscríticos. La serie del comisario Montalbano la comenzó hace apenas tres años, sin abandonar Vigata, un pueblo inventado, un lugar ficticio de la Sicilia profunda, donde transcurren la mayoría de sus novelas. En una reciente entrevista daba una clave interesante sobre su personaje: "He escogido el nombre de Montalbano porque es un apellido muy común en Sicilia y también como homenaje a Manuel Vázquez Montalbán, escritor que me gusta muchísimo"...
    Y es que Salvo Montalbano y Pepe Carvalho guardan cierto parecido. Ambos aman la buena mesa y la literatura, aunque el comisario siciliano no quema los libros, sino que los lee con devoción. Y su éxito con las mujeres es muy, muy escaso. También Camilleri y Vázquez Montalbán tienen algo en común: una vieja afiliación comunista y una indisimulada perplejidad ante los tiempos presentes. La última travesura de Camilleri ha sido recordar los inicios de Silvio Berlusconi como cantante y amenizador de cruceros en un relato de verano para la prensa. Los publicistas de la derecha no se lo perdonan, pero la editorial Mondadori, propiedad de Berlusconi, tiene bien amarrados los derechos de su último libro, el más vendido. Militante del PCI desde 1944, el novelista considera flojos a sus actuales dirigentes y no ha tomado el carnet de los Demócratas de Izquierda, la moderna versión del viejo partido. El éxito ha sido tan fulgurante que sus libros apenas comienzan a traducirse. La lectura en italiano requiere un previo forcejeo con el dialecto siciliano, que el comisario Montalbano administra a su manera.


Treinta miradas del comisario Montalbano
MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN
Prólogo a Un mes con Montalbano de Andrea Camilleri, Emecé, 1999

Elaboración de la portada. Arriba, Andrea Camilleri.
Aunque era un rumor que crecía como una bola de nieve o como el impeachement de un presidente de los Estados Unidos, fue necesario llegar al verano de 1998 para que la irresistible ascensión de Andrea Camilleri se convirtiera en evidencia informativa. Siete novelas, siete, del escritor siciliano aparecían en todas las listas de libros más vendidos de Italia, copando en algún momento los primeros lugares. No estábamos ante un fenómeno de prefabricación publicitaria, sino al contrario, ante la comprobación de que la literatura más artesanal puede ser ratificada por el gran público mediante el concurso de un nuevo sujeto del cambio de gusto: la vanguardia de los lectores, hoy mucho más determinante que la vanguardia de la crítica, por mal que les siente a algunos críticos empeñados en identificar al público con el mercado para desacreditarlo como juez. El propio Camilleri confiesa a la prensa: Soy un escritor lanzado por el tam tam del público, no he ganado premios de resonancia. Elvira (Edit. Sellerio) no hace ninguna publicidad, y así llegaba a diez mil ejemplares porque la gente se telefoneaba y, como se aconseja una película, se aconsejaba mis libros. Es más, algunas veces los lectores le han abordado y le han desaconsejado los próximos pasos a dar por su personaje, el comisario Salvo Montalbano, a manera de feedback espontáneo que merece un tratamiento en las facultades de Ciencias de la Comunicación.
    "¿No has leído a Camilleri? ¿Cómo es posible que no hayas leído a Camilleri?..." dejó de ser un rumor para convertirse en fumetto sobre la línea del cielo de la sociedad literaria italiana. Apuesta meritoria porque sus libros aparecían en una editorial siciliana, Sellerio, prestigiada por el padrinazgo de Sciascia, pero con pocas posibilidades de competir con las grandes editoriales. De cinco mil ejemplares en cinco mil, Il cane di terracotta, La strage dimenticata, La concessione del telefono, Il birraio di Preston o La voce del violino iban absorbiendo capas de lectores hasta forzar la pregunta ¿quién es Andrea Camilleri? Ante todo estamos ante una personalidad excéntrica con respecto a la sociedad literaria en la que casi todos tratamos de ganar el combate por KO recién cumplidos los veinte años: Camilleri alcanza el irreversible éxito lector a los 73, después de una vida profesional de la cultura, profesor de Arte Dramático, guionista y director teatral y televisivo, con logros importantes como la serie italiana dedicada a Maigret interpretada por Gino Cervi o versiones de autores italianos como Terzetto spezzato de Italo Svevo. Apasionado por el ámbito del 800 siciliano, autor de un bellísimo ensayo sobre la componenda como procedimiento de acuerdo en la cultura siciliana (La bolla di componenda), en 1980 publica su primera novela en Garzanti que no será un éxito hasta su reedición en Sellerio en 1997 ya en el inicio del fenómeno Camilleri. El escritor clarifica la vía de acceso a una estrategia personal de novela de intriga y al hallazgo del punto de vista propuesto al lector para la complicidad de la indagación: Para escribir un giallo se necesita un delito y un investigador. He escogido el nombre de Montalbano porque es uno de los más comunes en Sicilia y también como homenaje a Manuel Vázquez Montalbán... Afirmación que recojo porque después de haber conocido a Camilleri y de haberle leído, me parece un ho nor inmerecido, aunque a veces, Montalbano, no Camilleri, se irrite por los gustos de Carvalho, especialmente por los gastronómicos. En cuanto a la técnica, Camilleri asume que ha destripado las novelas de Maigret para poder llevarlas a la pantalla... Diego Fabbri me ha enseñado cómo desmontar un giallo de Simenon y volverlo a montar para la televisión. En mi primer libro La forma del agua , Montalbano era una función, no un personaje con todos sus atributos. Il cane di terracotta la he escrito para definirlo y cuando he visto que interesaba, escribí otras dos. Camilleri va connotando los ámbitos hipotéticos sicilianos y a su propio personaje que crece novela a novela hasta poder permitirse el ejercicio de deconstrucciones de su estrategia literaria e investigadora en Un mes con Montalbano.
    Este libro propicia una magnífica entrada en el universo de Camilleri y su personaje, a episodio por día del mes, se resuelven casos no siempre criminales pero que ponen a prueba la sagacidad psicológica y deductiva dei comisario, así como su gusto por la exhibición cultural. Las referencias cultas actúan como 1os jeroglíficos egipcios en los poemas de Pound, ventanas abiertas a otro universo, inverosímiles para un comisario de policía real, pero perfectamente verosímiles para un comisario de policía literario, criatura al fin y al cabo construida con palabras. Camilleri juega con la doble vida culta de Montalbano obligando al lector a la complicidad de creer posible que un vagabundo se enfrasque en un diálogo de alto nivel con el funcionario del orden. Pone a prueba de esta manera el verosímil literario que nada tiene que ver con otros verosímiles de ficción, por ejemplo el fílmico tal como lo descodificó Edgar Morin o lo verosímil comprobable en la realidad. Camilleri justificó la escritura de los treinta relatos de Un mese con Montalbano por la intención de ofrecer una galería de la mentalidad siciliana y por el propósito de entretener al comisario Montalbano mediante treinta pedazos de apetitosa carne mientras el autor se concentraba en otras escrituras. La resultante es un muestrario de todas las pinceladas que componen el efecto Montalbano y una magnífica manera de abrir boca para las restantes novelas de Camilleri. Los diseccionadores de las novelas del comisario Montalbano sitúan la intención literaria y al personaje en un espacio amplio dentro del género policiaco, tan amplio que lo desborda. Más cerca de Maigret que de Spade o de Carvalho que de cualquier investigador científico criminalista a lo Boialeau Narjeac, Camilleri confiesa los homenajes implícitos a uno y otro personaje, incluso el parentesco eufónico entre Montalbano y Montalbán, pero es preciso leer sus novelas para comprender los elementos que le acercan y le alejan de Simenon o de mis intenciones o posibilidades. De Simenon le separa una visión lúdica y culta de la indagación y de la función del mirón así como una cosmogonía sureña frente a las brumas ambientales y cerebrales de la cosmogonía simenoniana. De mi personaje o de mis novelas alquiladas a Carvalho le separa el propio sustrato de Camilleri, en ciertas notas coincidentes con el mío, pero menos condicionado por la ansiedad del escritor con voluntad de serlo y demostrarlo que a veces me ha asaltado. Montalbano exhibe su cultura sorprendente, especialmente dieciochesca y a veces las tramas se construyen en relación con un pretexto culto, en cambio Carvalho quema los libros de 1os que alguna vez dependió. El estilo de Camilleri está cargado de cultura e Historia, pero también de paciencia cultural e histórica, paciencia de isleño al que siempre le cuesta más que a cualquier peninsular llegar al centro del universo. Falsa distancia por otra parte, porque ya Sciascia, cuando el crítico Porzio le pregunta por qué ha hecho de Sicilia el territorio de sus novelas, el escritor le contesta: Sicilia es el mundo. Siciliano de origen, vinculado a la atmósfera ética, cultural y estética que ha hecho posibles a Sciascia, Bufalino y Consolo, con los que Camilleri ha compartido la obsesiva inmediatez de los cuatro puntos cardinales que envuelve a toda isla, el escritor reside en Roma y asiste a su propio éxito con una distancia senequista, en el supuesto de que Séneca además hubiera tenido sentido del humo r, el espléndido sentido del humor de Andrea Camilleri.
    Complejo el éxito de este autor porque sus novelas no son fáciles y requieren la complicidad de un lector culto y relativizador, por otra parte capaz de aceptar ese universo siciliano, incluso ese lenguaje siciliano sabiamente dosificado y quintaesenciado. Tampoco es fácil su estilo que traduce una manera de mirar y sancionar la realidad que habrá requerido una tensión extra por parte de la, en este caso, traductora. El éxito de Camilleri se ha debido en parte a que su literatura ha sido adoptada por el norte lector más inteligente, el que no demanda mercancías de un ser folclórico, sino de un asumible imaginario del sur, contradicción entre lo abstracto sublimado y las notas de concreción que lo connotan. Ha sido ese lector de norte cultural más que geográfico el que ha propiciado que un género como el policiaco dejara de ser un subgénero y un adjetivo para devenir estrategia de conocimiento narrativo, en el que Camilleri, a sus 73 años, se integra como una de las aportaciones más rejuvenecedoras de la sociedad literaria europea de la presente década.

Charla entre
Camilleri y Vázquez Montalbán
EMILIO MANZANO
La Vanguardia Magazine, 18 / 4 / 1999.

El escritor siciliano Andrea Camilleri, protagonista de un verdadero fenómeno editorial en Italia gracias al personaje del comisario de policía Salvo Montalbano (pieza central, hasta la fecha, de cuatro novelas y un libro de relatos), suele enfrentarse a la misma paradoja que su colega y amigo Manuel Vázquez Montalbán: es incapaz de responder correctamente a esos cuestionarios elaborados par fans minuciosos y que le darían derecho a pertenecer a un club "oficial" de amigos de su propio personaje.
Reunidos en Barcelona el pasado febrero con motivo de la presentación en España de los primeros títulos de la saga del comisario Montalbano ("Un mes con Montalbano" y "El perro de terracota"), Andrea Camilleri y Vázquez Montalbán intercambian opiniones, en torno a unos vasos de cerveza y una grabadora, sobre estas contingencias derivadas del éxito popular, sobre gastronomía y política, sobre conocidos comunes camo Pietro D'Alema o sobre las posibilidades que tendrían sus personajes, Salvo Montalbano y Pepe Carvalho, de enfrentarse a un enigma codo con codo.

Andrea Camilleri: Ayer me regalaron una bioqrafía de Pepe Carvalho. La estuve hojeando antes de acostarme... ¿sabes qué me sucedió? Al final hay un cuestionario de unas cien preguntas, para saber si uno es un buen lector de Pepe Carvalho. Acabé bastante enfadado: sólo pude contestar correctamente a una docena de ellas.

Manuel Vázquez Montalbán: ¿Una docena? Pues ya me parece una buena cifra. Yo sería incapaz de responder a tantas.

Andrea Camilleri: Después me consolé recordando que en Internet existe una estupenda página web sobre Montalbano, hecha par un club de fans. Para formar parte de este club debes responder a diez preguntas sobre mis personajes. Lo intenté pero fui rechazado: me equivoqué en cuatro de ellas. "Debes prepararte mejor", fue el veredicto de mis fans

Manuel Vázquez Montalbán: Entre nuestros personajes, entre Carvalho y Montalbano, hay muchas diferencias y puntos de encuentro. Quizás la diferencia fundamental es que el tuyo es un policía público, un policía del Estado, mientras que Carvalho es un investigador privado. Sin embargo, el tuyo es un policía muy especial, no creo que se parezca a muchos policías reales italianos.

Andrea Camilleri: ¡No! Montalbano no duraría ni tres días en una estructura como la de la policía italiana. Es un elemento extraño que he incrustado literariamente en ese cuerpo policial. Sin embargo, me consta que muchos policías italianos devoran sus aventuras. Hasta me han dado un premio los policías de Milán. ¿Recuerdas cuando viniste a Italia a la presentación que te hicimos D'Alema y yo de César o nada?

Manuel Vázquez Montalbán: Sí, claro, una presentación un tanto surrealista. Por cierto, ¿cómo le va a nuestro amigo D'Alema?

Andrea Camilleri: No creo que le vaya demasiado bien, al pobre. El problema son sus asesores, que se empeñan en humanizar su imagen, en convertirlo en alguien simpático... Empresa imposible. Prefiero que se quede como es él, rígido y antipático, en luqar de verlo hacer esfuerzos contra su naturaleza, participando en programas televisivos con Gianni Morandi.
Pues después de aquella presentación, volví a casa muerto de cansancio, no pude ir siquiera a la cena que te daba el editor, y volví escoltado por ¡seis carabinieri! Cualquiera hubiera pensado que, más que escoltado, me llevaban detenido. Cuando llegamos al portal de mi casa, el brigadier se me acerca y con un aire de gravedad oficial me dice: "Señor Camilleri, a ver cuándo se decide a escribir una novela sobre nosotros los carabineros".

Manuel Vázquez Montalbán: Lo que me parece más destacable es la independencia de criterio de Montalbano, su carga de subjetividad, que podríamos denominar latina o mediterránea. Tu Montalbano es mucho más arbitrario que el Maiqret de Simenon, aunque sus procedimientos psicológicos se asemejen, pero Montalbano a veces es realmente expeditivo. En cuanto a sus gustos gastronómicos... Bueno, yo no soy sectario, hay libertad de gusto. Y si algún día quieres que hagamos una novela juntos, estoy dispuesto a imponerle un pequeño sacrificio a Carvalho y pasarlo a la dieta italiana.

Andrea Camilleri: .: ¡A mí la comida de Carvalho me da miedo! ¡Es muy bestia! Ten presente una cosa: ¡Yo ya no puedo comer camo comía antes! Al escribir hago una transferencia sobre Montalbano y le doy de comer cosas fantásticas que a mí me resultarían letales, como las sardinas rellenas. El miedo de Montalbano ante los platos de Carvalho es en realidad el miedo del autor. También quisiera aclarar que el nombre de mi personaje, Montalbano, es relativamente frecuente en Sicilia, pero su elección resulta del deseo de rendir un homenaje, más que al personaje de Carvalho, al Vázquez Montalbán que ha escrito El pianista o Los alegres muchachos de Atzavara. Y lo que me interesa por encima de todo es el planteamiento que haces como autor frente a la realidad. Es algo que siempre me ha impresionado mucho...

Manuel Vázquez Montalbán: Yo creo que las diferencias y semejanzas entre nuestros personajes son, en el fondo, consecuencia de una misma actitud personal ante la novela policiaca. También tú tomas este género como una mera estrategia narrativa, un juego con el que plantear un acercamiento a la realidad arbitraria y proyectas una mirada distanciada e irónica a través de tu personaje, una mirada muy parecida a la de Pepe Carvalho. Ahora se abre una oportunidad muy interesante para el lector español: ver la inmensa variedad que ofrece el relato policiaco a través de una obra realmente atípica. Se ha relacionado a Montalbano con Maigret, y eso es inevitable, porque el proceso psicológico que sigue Montalbano es más parecido a Maigret que a cualquier otro personaje, pero es un mundo completamente aparte. Tu "parti pris" como intelectual, tu mirada política, son muy diferentes de los de Simenon. Gracias a la estrategia narrativa que supone la novela policiaca se puede abordar un discurso realista de una manera nueva. Estás describiendo la frontera que hay entre la política y el delito, entre lo ilegal y lo legal, la violación de un tabú como matar, los límites de las conductas, mientras estableces una complicidad con el lector. Los dos llegáis a la misma conclusión a través de un viaje de sorpresas que significan la indagación policial.
Otro aspecto importante es el papel de lo cultural en estas indagaciones de Montalbano: a veces la clave de un enigma es una clave cultural, un mito, una lectura clásica... Como lector, una de las cosas que más me han hecho disfrutar es el grado de sofisticación de este juego cultural que nos propone tu personaje.

Andrea Camilleri: Para Montalbano los libros son tan importantes como para Carvalho, la diferencia está en que mi personaje no los quema. Seguramente a tu Carvalho los libros no le han sabido enseñar nada...

Manuel Vázquez Montalbán: Sí, es cierto, los libros son importantes para los dos: para tu personaje en positivo y para el mío en negativo, por eso acaba quemándolos.

Andrea Camilleri: Pero la elección de un libro para quemar equivale a la elección de un libro para leer. Vea-mos: el primer libro que quema tu Carvalho no es un libro cualquiera, sino una historia de España.

Manuel Vázquez Montalbán: Sí, "España como problema", de Laín Entralgo. En tu caso, me parece fundamental el modo en que presentas Sicilia como un falso microcrosmos. Es un microcosmos, en efecto, pero hay que escuchar a Sciascia cuando respondía a la pregunta de por qué escribía siempre sobre Sicilia...

Andrea Camilleri: Sciascia respondía: "Sicilia es el mundo".

Manuel Vázquez Montalbán: La ambición de Sciascia era hacer una novela política, de indagación sobre el poder. En tu caso también están estos elementos, pero no son el objetivo. El objetivo es un viaje por una realidad en la cual los elementos de carácter ideológico o político están implícitos, pero sin la voluntad de Sciascia de hacer una metáfora política del doble poder.

Andrea Camilleri: .: Mi primer libro se lo debo precisamente a él. Pasé un par de años recogiendo material sobre un episodio histórico de Sicilia y se lo entregué, por si le servía como base para una novela. Me invitó a tomar café en su casa y me dijo: "Es un material excelente; deberías escribir un libro". "¡Pero yo no sabría escribir un libro como tú!" "Justamente, de lo que se trata es de que lo escribas como harías tú. Ánimo." De eso ya hace bastantes años...

Manuel Vázquez Montalbán: Cuando se produjo el gran momento de eclosión de tu obra en Italia, especialmente el año pasado, con cinco títulos en las listas de los libros más vendidos, se pudo escuchar comentarios del tipo "Claro, es una literatura que hace concesiones al gran público, una literatura comercial, el resultado de una operación de promoción muy bien estudiada..." Todo eso es insostenible: ha sido una imposición empujada por el propio valor de la obra, y a través de una pequeña editorial, de mucho prestigio, pero sin poder en los medios. Tu obra se ha impuesto a través de recomendaciones particulares.

Andrea Camilleri: .: Es lo que yo llamo "el tam tam del público". Ése es el público que a mí me interesa, los 30.000 o 40.000 primeros lectores que pusieron en marcha el tam tam y operaron el "milaqro". Después la cosa se ha disparado de tal modo que me he convertido en una moda, algo ridículo, condenado a ser olvidado. No se puede pasar impunemente de vender 150.000 ejemplares a casi un millón en tan poco tiempo. Interiormente, no me ha cambiado nada. ¡A los 73 años nada cambia! Pero la vida social... ¡Es algo espantoso! Presentaciones, firmas, conferencias, entrevistas... Ni siquiera tengo tiempo para escribir. Y lo que es peor, la gente que se acerca a mí ¡para decirme lo que tengo que hacer con mi personaje! Hace poco unos sicilianos me pidieron que Montalbano no se case nunca con su novia... ¡porque es genovesa! ¡Una forastera! ¡Pretendían que le buscase una mujercita siciliana como Dios manda!
Me han ocurrido cosas de cine. Ahora suenan graciosas, pero en el momento son muy embarazosas. Como una señora que se esperó con sus dos nietos, muertos de sueño, hasta el final de una presentación que terminó a medianoche... ¡para que les tocara la cabeza a los niños! ¡Como si yo fuera Juan XXIII o Stalin! ¡Y los que se me acercan con un bolígrafo especial para que les firme un autógrafo en el brazo! A veces siento que me he convertido en una moda de cretinos. ¡Los lectores de novelas no hacen esas cosas! También he recibido cartas que me han puesto los pelos de punta, la de una chica de 24 años con una gravísima enfermedad degenerativa, para darme las gracias por haberle hecho sonreír tres veces. No puso su remite, y nunca le he podido contestar...
Nos preguntan si Carvalho y Montalbano podrían resolver un caso juntos.

Manuel Vázquez Montalbán: .: Bueno, los casos nunca se resuelven... No sé, cada cual tiene su universo, su mundo propio... Es posible que ambos llegasen fácilmente a las mismas conclusiones... pero a través de restaurantes diferentes.

Andrea Camilleri: .: Estoy de acuerdo.



Crítica: Se puede ser policía de nacimiento, llevar en la sangre el instinto de la caza, como dice Dashiell Hammett, y al mismo tiempo cultivar buenas y hasta refinadas lecturas? Sí. Montalbano puede, aunque cuando alguien se lo pregunta no se molesta en contestar. Comisario de Vigàta, pueblo imaginario de Sicilia, es un hombre de mediana edad, melancólico, fatalista, con un carácter de mil diablos (cuando el viento sopla fuerte suele ponerse tan negro como la noche y sus subordinados lo saben y temen), de gran sagacidad psicológica y deductiva, con una visión lúdica de la investigación, cargado de cultura y con una novia en Génova a la que apenas ve, pero a la que es muy fiel pese a las tentaciones. Éste es el héroe que ha conquistado a los italianos con cuatro novelas (La forma dell'acqua, Il cane de terracota, Il ladro de merendini y La voce del violino, que también traducirán al castellano Emecé y al catalán Edicions 62), publicadas en Italia por la pequeña y prestigiosa editorial siciliana Sellerio.

Las novelas de Andrea Camilleri (Porto Empedocle, Sicilia, 1925), director de teatro y de televisión y profesor en la Academia de Arte Dramático de Roma, circularon por el tam tam de los lectores hasta Un mes con Montalbano, que ha arrasado este verano en Italia, arrastrando tras sí todas sus otras novelas, incluidas las llamadas históricas. Los 30 relatos que componen el libro son una magnífica guía para conocer a este personaje duro y bondadoso, que en algunos casos prefiere sacrificar su satisfacción personal dejando casos en el aire antes que causar un perjuicio innecesario. Sabe que la verdad no siempre coincide con la justicia. En las historias de Un mes con Montalbano no todo son delitos de sangre, hay robos, robos aparentes, infidelidades conyugales, amores desaforados, investigaciones del pasado... Todos los cuentos se leen muy bien y algunos son más que estupendos, como El compañero de viaje, en el que el comisario viaja con un hombre que ha asesinado a su esposa; El pacto, una terrible historia de amor que lleva a la muerte; Being here, o Las siglas, en el que Montalbano descubre al asesino de un mendigo amigo gracias a que ambos han leído El manuscrito encontrado en una botella, de Edgar Allan Poe. Alguna vez se le ha reprochado a Camilleri que no haga salir más en sus libros a la Mafia, pero sí aparece, quizá como un telón de fondo, en estos relatos, diseñados por el autor "para leer uno al día" (Un mes con Montalbano), pero que se leen de golpe.

Autor Crítica: ROSA MORA


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Pepe Carvalho ha trovato un duro concorrente in Italia: il commissario Salvo Montalbano le cui avventure nell'isola siciliana sono diventate il grande fenomeno letterario del momento. E' un trionfo per Montalbano, creatura di Andrea Camilleri sconosciuto fino a qualche tempo fa al grande pubblico nella sua veste di scrittore. Ma il successo bacia anche Manuel Vazquez Montalbàn, autore cult in Italia, grazie alla pubblicazione del suo libro Il Premio, dove troviamo il detective Carvalho alle prese con l'assassinio del mecenate di un famoso premio letterario. Montalbano contro Montalbàn, dunque. La classifica dei libri più venduti del quotidiano La Repubblica non ammette dubbi: Il premio è già in testa nella sezione scrittori stranieri, mentre Camilleri occupa le prime cinque posizioni… avete capito bene!.. della sezione narrativa italiana con i titoli: Un mese con Montalbano, La concessione del telefono (racconto storico), La voce del violino, Il birraio di Preston, Il cane di terracotta. La classifica del Corriere della Sera presenta alcune sfumature, ma lascia immaginare che il 'duello estivo' sarà tra il galiziano Carvalho e il siciliano Montalbano. Ma chi è Andrea Camilleri? L'autore che ogni editore italiano vorrebbe avere in lista è un tranquillo nonno di 73 anni, figlio della profonda Sicilia (Porto Empedocle 1925), romano d'adozione. Maestro d'arte drammatica, sceneggiatore e regista di teatro, ha raggiunto un posto di rilievo come produttore RAI per le famose serie del commissario Maigret e del tenente Sheridan. Il suo adattamento televisivo dell'opera teatrale Finale di partita di Samuel Beckett, fu seguito da 400.000 telespettatori. Camilleri, la cui grande passione è il romanzo storico, scrive già da alcuni anni per la piccola casa editrice Sellerio, poco incline alle grandi promozioni commerciali. Quasi solo un anno fa, i suoi racconti non raggiungevano i 5 mila esemplari. Fino a quando non cominciò il 'tam-tam'. Fu come un movimento sordo, come quei successi che si forgiano nel silenzio, grazie al passaparola tra amici e conoscenti, come una clessidra. Cento, duecento lettori in più alla settimana, fino a che il 'ti consiglio Camilleri' ha fatto tremare le classifiche delle vendite sfidando apertamente il grande successo dello scorso anno che ottenne Susanna Tamaro con 'Va dove ti porta il cuore'. Se l'introspettiva Tamaro rivendica il bisogno di spiritualità in tempi di grandi cambiamenti, Camilleri introduce l'intrattenimento di qualità. "E' un buon artigiano della scrittura", dicono di lui i critici. La serie del commissario Montalbano iniziò tre anni fa (1995), in quel paese immaginario della profonda Sicilia che è Vigata, dove sono ambientati quasi tutti i suoi racconti. In una recente intervista Camilleri dava una chiave di lettura interessante per il suo personaggio: "Ho scelto di chiamarlo Montalbano perché è un cognome piuttosto comune in Sicilia e anche in onore di Manuel Vàzquez Montalbàn, scrittore che amo moltissimo". Il fatto è che Montalbano e Carvalho nascondono una certa somiglianza. Amano la buona cucina e la letteratura, anche se il commissario siciliano non brucia i libri come fa l'investigatore galiziano, ma li legge con devozione e il loro successo con le donne è molto, molto scarso. Anche tra Camilleri e M. V. Montalbàn ci sono delle affinità: una vecchia affiliazione comunista e una malcelata perplessità nei confronti del presente. L'ultima 'birichinata' di Camilleri è stata quella di ricordare gli esordi di Silvio Berlusconi come cantante ed animatore di crociere in un racconto estivo per la stampa. I giornalisti della destra non glielo perdonano, ma la Mondadori si tiene ben stretti i diritti del suo ultimo libro, il più venduto. Militante nel Pci dal 1944, lo scrittore riscontra una certa debolezza negli attuali dirigenti della sinistra e non ha voluto entrare nelle fila dei Democratici di Sinistra. Il successo dei suoi libri è stato così improvviso che solo da poco si è iniziato a tradurli per i lettori spagnoli. Per gli italiani la lettura delle sue opere può richiedere un certo sforzo iniziale per via del particolare dialetto 'vigatese' che il commissario Montalbano amministra in modo del tutto personale.





Lo scrittore siciliano Andrea Camilleri, protagonista di un vero e proprio fenomeno editoriale italiano grazie a personaggio del commissario di polizia Salvo Montalbano (pezzo centrale, fino ad oggi, di quattro romanzi e un libro di racconti) è abituato a sfidare se stesso, come l'amico e collega Manuel Vàzquez Montalbàn, nello stesso paradosso: è incapace cioè di rispondere correttamente ai vari questionari elaborati dai minuziosi fans, per avere il diritto di entrare a far parte del club ufficiale degli amici del suo personaggio. I due autori si sono incontrati a Barcellona, lo scorso febbraio, per la presentazione in Spagna dei primi titoli della saga del commissario Montalbano ( Un mese con Montalbano, Il cane di terracotta); Camilleri e Montalbàn si scambiano opinioni, tra un registratore e alcuni bicchieri di birra, su queste contingenze dovute al successo popolare, su gastronomia e politica, su conoscenti comuni come Massimo D'Alema, o sulla possibilità che potrebbero avere Pepe Carvalho e Salvo Montalbano di misurarsi gomito a gomito attorno a un enigma da risolvere.

AC: Mi hanno regalato ieri una biografia di Pepe Carvalho. Gli ho dato un'occhiata prima di coricarmi e sai cosa mi è successo? Alla fine del libro c'è un questionario di un centinaio di domande, per vedere se sei un buon lettore di Pepe Carvalho. Be', alla fine mi sono arrabbiato: sono riuscito a rispondere sì e no a una ventina di domande!

MVM: Una dozzina? Mi sembra già buono perché io stesso non riuscirei ad azzeccarne così tante:

AC: Poi però mi sono consolato ricordando che su Internet c'è una stupenda pagina Web su Montalbano, creata da un gruppo di fans: Per entrare a far parte del club devi rispondere a dieci domande sui miei personaggi. Io ci ho provato, ma mi hanno respinto. Devi prepararti di più", fu il verdetto finale!

MVM: Tra i nostri due personaggi, Pepe Carvalho e Salvo Montalbano, ci sono molte diversità e punti di incontro. Forse la differenza fondamentale è che il tuo personaggio è un pubblico ufficiale di polizia, un poliziotto di Stato, mentre Pepe Carvalho è un investigatore privato. Senza dubbio Montalbano è un poliziotto molto speciale, non credo assomigli molto a tanti reali poliziotti italiani.

AC: No, assolutamente Montalbano non resisterebbe neanche tre giorni in una struttura come quella della polizia italiana, E' un elemento strano che ho voluto 'incrostare' letteralmente in questo corpo speciale. Tuttavia, mi risulta che molti poliziotti italiani divorano le sue avventure. I poliziotti di Milano mi hanno perfino dato un premio. Ti ricordi quanto sei venuto in Italia per la presentazione del tuo libro Cesare o niente che ti abbiamo fatto D'Almea ed io?

MVM: Come no? Una presentazione un po' surrealista. rtamente. E come gli va a D'Alema?

AC: Non credo gli vada molto bene, povero. Il problema sono i suoi collaboratori, con i loro sforzi per umanizzare la sua immagine, per trasformarlo in qualcuno di simpatico. Impresa impossibile. Io preferisco che rimanga così com'è, rigido e antipatico, invece di vederlo forzare la sua vera natura, partecipando a programmi televisivi con Gianni Morandi. Dunque, dopo quella presentazione, sono tornato a casa stanco morto, senza nemmeno andare alla cena offerta dall'editore, e mi scortarono ben sei carabinieri! Chiunque avrà pensato che, più che scortato, mi avevano arrestato. Quando arrivammo davanti all'ingresso di casa mia, il brigadiere si avvicina e, con gravità mi dice: Signor Camilleri, quando si deciderà a scrivere un romanzo su noi carabinieri?"

MVM: Quello che mi sembra più rilevante è il ruolo indipendente di Montalbano, la sua carica di soggettività, che potremmo chiamare latina o mediterranea. Il tuo Montalbano è molto più arbitrario del Maigret di Simenon, sebbene i suoi processi psicologici si assomiglino, però Montalbano a volte agisce d'istinto e con prontezza. Quanto ai suoi gusti gastronomici .Be', io non sono settario, c'è libertà di gusti. E se un giorno vorrai scrivere con me un romanzo, sono disposto ad imporre a Pepe Carvalho un piccolo sacrificio e convertirlo alla dieta italiana.

AC: A me la cucina di Carvalho spaventa un po'! E' bestiale! Tieni presente una cosa: io non posso più mangiare come facevo una volta! Così quando scrivo faccio mangiare a Montalbano cose che per me sarebbero letali, come le sardine ripiene. La paura che Montalbano sente davanti ai piatti di Carvalho è la mia stessa paura. Vorrei anche chiarire che il cognome del mio personaggio, Montalbano, è piuttosto comune in Sicilia, ma la scelta nasce dal desiderio di rendere omaggio, più che al personaggio di Carvalho, al Vàzquez Montalbàn che ha scritto Il Pianista o Gli allegri ragazzi di Atzavora. Quello che poi mi interessa più di tutto è il posto che occupi come autore nei confronti della realtà, è qualcosa che mi ha sempre impressionato molto.

MVM: Io credo che le differenze e le affinità tra i nostri due personaggi siano, in fondo, la conseguenza di una stessa attitudine personale nei confronti del romanzo poliziesco. Anche tu usi questo genere come una mera strategia narrativa, un gioco col quale stabilisci un avvicinamento alla realtà arbitraria e proietti uno sguardo distaccato e ironico attraverso il tuo personaggio, uno sguardo molto simile a quello di Pepe Carvalho. Ora si apre un'opportunità molto interessante per il lettore spagnolo: vedere l'immensa varietà che offre il racconto poliziesco, grazie a un'opera veramente atipica. Si mette in relazione Montalbano a Maigret, e ciò è inevitabile, perché il processo psicologico che segue Montalbano è più simile a quello di Maigret che a quello di qualsiasi altro personaggio, ma il suo è un mondo completamente a sé. Il tuo parti pris come intellettuale, il tuo sguardo politico, sono molto diversi da quelli di Simenon. Grazie alla strategia narrativa che comporta il romanzo poliziesco, si può delineare un discorso realista in modo nuovo. Mentre descrivi la frontiera che c'è tra la politica e il delitto, tra il legale e l'illegale, la violazione di un tabù come ammazzare, i limiti dei comportamenti, stabilisci una complicità col lettore. Arrivate entrambi alla stessa conclusione attraverso un viaggio di sorprese, che danno significato all'indagine poliziesca.


Un altro importante aspetto delle indagini di Montalbano è il ruolo che occupa la cultura: a volte la chiave di un enigma è una chiave culturale, un mito, una lettura classica Come lettore la cosa che mi diverte sempre molto è proprio il grado di sofisticazione culturale che ci propone il tuo personaggio.

AC: Anche per Montalbano i libri sono importanti, come per Carvalho; l'unica differenza sta però nel fatto che il mio commissario non li brucia. Sicuramente al tuo Carvalho i libri non hanno insegnato molto .

MVM: Sì, certo. Per entrambi i libri sono importanti: per il tuo personaggio in senso positivo, per il mio in senso negativo, ecco perché finisce col bruciarli .

AC: Però la scelta di quale libro bruciare equivale alla scelta di quale libro leggere. Vediamo un po', il primo libro che Carvalho brucia non è un libro qualunque, ma una storia della Spagna.

MVM: Sì, Spagna come problema di Laìn Entralgo. Nel tuo caso, mi sembra fondamentale il modo in cui presenti la Sicilia, come un falso microcosmo. E' un microcosmo, in effetti, ma bisogna ascoltare Sciascia quando rispondeva alla domanda sul perché scrivesse sempre sulla Sicilia.

AC: Sciascia rispondeva sempre: La Sicilia è il mondo". MVM: L'ambizione di Sciascia era quella di fare un romanzo politico, di indagine sul potere. Anche nel tuo caso ci sono questi elementi, ma non ne sono l'obiettivo, che è invece quello del viaggio attraverso una realtà in cui gli elementi di carattere ideologico o politico sono impliciti, senza quella volontà che Sciascia ci metteva nel fare una metafora politica del doppio potere.

AC: Il mio primo libro lo devo proprio a lui. Ho passato alcuni anni raccogliendo materiale su di un episodio storico della Sicilia, che gli feci avere, nel caso gli servisse come base di un romanzo. Mi invitò a casa sua a prendere un caffè e mi disse: E' un materiale eccellente; dovresti scriverne un libro". Ma io non riuscirei a scrivere un libro come fai tu". E' vero, ma l'importante è che tu lo scriva come faresti tu!" Tutto questo successe parecchi anni fa.

MVM: Quando lo scorso anno assistemmo al tuo grande successo letterario, con ben cinque titoli in testa alle classifiche dei libri più venduti, giravano questi commenti: Certo è una letteratura che concede molto al grande pubblico, una letteratura commerciale, è il risultato di una ben calcolata strategia pubblicitaria " Trovo che tutto ciò sia insostenibile: i tuoi libri si sono imposti per il loro valore, da una piccola e prestigiosa casa editrice, poco incline alle grandi promozioni commerciali. La tua opera si è imposta grazie a raccomandazioni del tutto particolari.

AC: Sì, ed è quello che io chiamo tam tam del pubblico. E' proprio questo il pubblico che mi interessa, quei 30.000 o 40.000 primi lettori che hanno dato vita al tam tam e compiuto il miracolo". Poi la cosa si è propagata in tal modo che mi sono trasformato in una moda, che è ridicolo, destinato a venire ben presto dimenticato. Non si può passare impunemente dai 150.000 a quasi un milione di copie vendute in così poco tempo. Dentro di me, però non è cambiato nulla. Quando si hanno 73 anni non pensi che possa cambiare qualcosa. Ma la vita sociale E' qualcosa di spaventoso! Presentazioni, autografi, conferenze, interviste Quasi non mi resta più tempo per scrivere. E quel che è peggio, la gente che ti si avvicina per dirmi cosa devo fare col mio personaggio! Poco tempo alcuni lettori siciliani mi hanno chiesto di non far sposare mai Montalbano con la sua attuale fidanzata perché è genovese! Una straniera! Pretendevano che gli trovassi una donna siciliana come Dio Comanda! Mi sono capitate cose da film. Adesso ci rido sopra, ma al momento mi hanno imbarazzato un po'. Come quando una signora ha aspettato con i suoi nipotini, che crollavano dal sonno, fino alla fine di una presentazione durata fino a mezzanotte .perché toccassi la testa ai bambini! Manco fossi Giovanni XXIII o Stalin! Oppure quelli che mi avvicinano con una biro speciale, per farsi fare l'autografo al braccio! A volte penso di essermi trasformato in una moda da cretini. I lettori di romanzi non fanno queste cose! Ho ricevuto anche lettere che mi hanno fatto rizzare i capelli, come quella di una ragazza di 24 anni con una gravissima forma di malattia degenerativa, con la quale voleva ringraziarmi per averla fatta sorridere tre volte. Non aveva scritto il suo indirizzo così non le ho mai potuto rispondere Ci chiedono anche se Carvalho e Montalbano potranno mai risolvere un caso insieme.

MVM: Be', i casi non si risolvono mai Non so, ognuno ha il suo universo, il proprio mondo Magari è possibile che entrambi arrivino facilmente alla stessa conclusione ma in ristoranti diversi.

AC: Sono d'accordo.



Pur essendo un rumore che cresceva come una valanga o come l'impeachment di un presidente degli USA, bisognava aspettare l'estate del 1998 perché l'irresistibile ascesa di Camilleri diventasse un'evidenza. Sette romanzi, sette, dello scrittore siciliano entravano nelle classifiche dei libri più venduti in Italia, occupandone spesso i primi posti. Non ci troviamo qui di fronte al solito fenomeno montato dalla pubblicità, bensì alla constatazione che la letteratura più artigianale può essere ratificata dal grande pubblico che diventa l'artefice di un cambiamento di gusto: l'avanguardia dei lettori, oggi molto più determinante dell'avanguardia dei critici impegnati a identificare il lettore con il mercato per screditarlo poi come giudice. Lo stesso Camilleri confessa alla stampa: sono stato lanciato dal tam-tam del pubblico, non ho vinto premi risonanti. La mia casa editrice non fa alcuna pubblicità e sono arrivato così alle 10 mila copie grazie ai lettori che per telefono si consigliavano i miei libri, così come si consiglia un film. E c'è di più: in qualche occasione i lettori lo hanno sconsigliato sulle future mosse da far fare al commissario Montalbano, quasi una sorta di feedback spontaneo degno di essere trattato nelle Facoltà di Scienze della comunicazione. "Non hai letto Camilleri? Possibile che tu non abbia ancora letto Camilleri?..." ha smesso di essere un rumore, per diventare fumetto (in italiano nel testo) all'orizzonte della società letteraria italiana. Scommessa riuscita poiché i suoi libri sono stati pubblicati dalla Sellerio, la prestigiosa casa editrice delle opere di Sciascia, che non aveva alcuna pretesa di competere con i grossi nomi dell'editoria italiana. Di cinquemila in cinquemila, le copie del Cane di terracotta, La strage dimenticata, La concessione del telefono, Il birraio di Preston o La voce del violino hanno coinvolto sempre più il lettore tanto da forzare la domanda: "Chi è Camilleri?". Prima di tutto ci troviamo di fronte ad una personalità eccentrica della società letteraria, dove quasi tutti cerchiamo di vincere per KO appena compiamo i vent'anni. Ebbene, Andrea Camilleri a 73 anni raggiunge un irreversibile successo, dopo una colta vita professionale, maestro d'Arte Drammatica, regista e sceneggiatore teatrale e televisivo, ha raggiunto un ampio consenso di pubblico con gli episodi del commissario Maigret interpretati da Gino Cervi e con le versioni di autori italiani come Terzetto spezzato, di Italo Svevo. Appassionato dell'ottocento siciliano, autore del bellissimo saggio La bolla di componenda, nel 1980 pubblica il suo primo romanzo con la Garzanti che raggiungerà il successo solo con l'edizione della Sellerio nel 1997, proprio su quell'onda del fenomeno Camilleri. Lo scrittore mette a punto una strategia personale per il romanzo di intrigo e trova così il modo per coinvolgere il lettore nell'indagine: per scrivere un giallo occorre un delitto e un investigatore. Ho scelto il nome di Montalbano perché è piuttosto comune in Sicilia e anche in onore di Manuel Vàzquez Montalbàn... Affermazione che raccolgo perché dopo aver conosciuto Camilleri e letto i suoi romanzi, mi sembra un onore immeritato, anche se a volte Montalbano, non Camilleri, si irriti davanti ai gusti di Carvalho, specialmente in fatto di cibo. In quanto alla tecnica, Camilleri dice di aver sviscerato i romanzi di Maigret per portarli sullo schermo... Diego Fabbri mi ha insegnato come smontare un giallo di Simenon e rimontarlo per la televisione. Nel mio primo libro La forma dell'acqua Montalbano era una funzione, non un personaggio con tutte le sue caratteristiche. Il cane di terracotta l'ho scritto proprio per definirlo meglio e quando ho visto che incontrava le simpatie del lettore, ne ho scritti altri due. Camilleri mette a fuoco le ipotetiche ambientazioni siciliane e lo stesso personaggio di Montalbano, che cresce romanzo dopo romanzo fino ad arrivare a smantellare la sua strategia letteraria ed investigativa col libro Un mese con Montalbano. Il libro rappresenta una valida introduzione all'universo Camilleri e al suo personaggio; un episodio al giorno per un mese, dove vengono risolti casi non sempre criminosi, ma che mettono alla prova tanto la sagacia psicologico-deduttiva del commissario, quanto il suo gusto per l'esibizione culturale. I vari riferimenti colti agiscono come i geroglifici egizi nei poemi di Pound, sono finestre aperte su un altro universo, quasi impensabili per un commissario di polizia reale, ma perfettamente verosimili per quello letterario costruito, dopotutto a parole. Camilleri gioca con la vita culturale di Montalbano portando il lettore a credere che un qualsiasi vagabondo si imbatta in un dialogo di alto livello con un funzionario di polizia. In questo modo mette alla prova il "verosimile letterario" che nulla ha a che fare con altri verosimili di finzione: quello cinematografico, per esempio, come lo aveva decifrato Edgar Morin, o quello preso dalla realtà. Camilleri giustifica la stesura dei 30 racconti di Un mese con Montalbano con l'intenzione di offrire una galleria di caratteri siciliani e col proposito di intrattenere Montalbano con 30 bocconi di carni appetitose, mentre l'autore si concentra su altri scritti. Il risultato è un vero e proprio campionario di pennellate che creano allo stesso tempo l'effetto Montalbano, e una stupenda chiave di lettura per gli altri romanzi di Camilleri. Gli attenti osservatori dei romanzi del commissario Montalbano, trovano restrittiva la sua collocazione all'interno del genere poliziesco. Più vicino a Maigret che a Spade, a Carvalho che a qualsiasi altro investigatore alla Boialeau Narjeac, Camilleri confessa di aver reso omaggio a questi personaggi e alla parentela eufonica tra Montalbano e Montalbàn. Solo leggendo i suoi romanzi si possono però cogliere gli elementi che lo avvicinano o lo separano da Simenon o dalle mie stesse intenzioni e possibilità. Da Simenon lo separano la sua visione ludico-colta dell'indagine e della funzione di osservatore, e una certa cosmogonia meridionale ben diversa dalle brume ambientali e cerebrali della cosmogonia 'simenoniana'. Dai miei romanzi carvalhiani e dallo stesso Carvalho lo separa proprio quel substrato camilleriano, in qualche punto simile al mio. Camilleri però è meno condizionato di me dall'ansia che a volte mi assale di essere scrittore e di dimostrarlo. Montalbano esibisce la sua grande cultura e a volte le storie girano attorno ad un pretesto culturale, mentre Carvalho brucia proprio quei libri dai quali una volta dipendeva. Lo stile di Camilleri è ricco di cultura e di Storia, ma soprattutto di pazienza culturale e storica; pazienza da isolano per il quale non è sempre così facile arrivare al centro dell'universo. Tuttavia questo è un falso problema se si pensa che Sciascia al critico Porzio che gli chiedeva perché la Sicilia è sempre al centro dei suoi racconti, risponde affermando che la Sicilia è il mondo. Siciliano d'origine, vincolato all'atmosfera etica culturale ed estetica che ha reso possibili i vari Sciascia, Bufalino e Consolo, con i quali divide l'ossessiva immediatezza dei quattro punti cardinali che avvolgono tutte le isole, Camilleri vive oggi a Roma ed assiste al suo successo letterario con un distacco senechiano, ipotizzando un Seneca carico dello stesso straordinario senso dell'umorismo riscontrato in Camilleri. Il successo di questo autore è complesso se si considera che i suoi romanzi non sono 'facili' e richiedono la complicità di un lettore colto, capace di accettare un universo e un linguaggio siciliano saggiamente dosato e ricercato. Non è facile nemmeno il suo stile che ha richiesto una buona dose di tensione in più da parte del traduttore (della traduttrice in questo caso), per trasmettere il modo di vedere e interpretare la realtà dell'autore. Il successo di Camilleri è dato anche da una nuova tipologia di lettore, quella di un nord culturale, non nel senso geografico, che non cerca materiale di stile folclorico, ma un immaginario sud, carico di astrazioni e concretezze, così ben connotate in questo romanzo. Grazie a questo tipo di lettore il genere poliziesco non è più considerato un sottogenere o semplicemente un aggettivo, ma diventa strategia narrativa, nella quale Camilleri con i suoi 73 anni, si inserisce apportando il suo contributo di rinnovamento nella società letteraria europea di questo decennio.

(traduzione di Anna Porro)





Last modified Saturday, July, 16, 2011